GESTIONANDO FUTURO EN LA AGROEXPORTACIÓN
Hace algunas semanas, en una de las reuniones quincenales de Business Brokers de la Red Peruana de Negocios (RPN), tuvimos la visita de Fernando Cillóniz, ex gobernador de la Región Ica, experto y referente técnico en desarrollo agroindustrial. Cillóniz expuso con toda claridad las ventajas competitivas de nuestra agricultura en un mercado globalizado y tan competitivo como el actual. En las siguientes lineas queremos graficar con mayor énfasis esta realidad y cómo puede ayudar al pequeño agricultor peruano.
Producto de esta realidad, el arándano es una fruta que como bondades tiene: bajo valor calórico, antioxidante, acelerador del metabolismo, diurético. Ello ha hecho que sea altamente demandado por los mercados internacionales. La exportación de este producto tiene la capacidad de construir un futuro sostenible para el sector agroindustrial nacional. La proyección de crecimiento de producción de arándanos en el Perú es de 50 %, por lo que la industria local pronostica un volumen de producción de cerca de 70 mil toneladas para el cierre de la temporada. Las exportaciones han tenido un crecimiento espectacular. De enero a octubre del 2014 sumaron US$ 16,729 y en el mismo periodo del 2018 sumaron US$ 381,129; es decir, 23 veces más. Con estos índices, el Perú es el segundo exportador mundial de arándanos. De enero a octubre del 2018, los principales mercados fueron EEUU con más del 50% de participación (US$ 195,172,009), Países Bajos (US$ 84,194,434), Reino Unido (US$ 34,959,238), China (US$ 24,281,201), España (US$ 16,496,457) y Canadá (US$ 10,676,399).
Hecho y dicho esto, ¿qué deberían hacer los pequeños agricultores para beneficiarse de este “boom” agroexportador del arándano? Desde nuestro punto de vista sugerimos dos caminos a seguir: primero, integrarse a una empresa agroexportadora que tenga la cadena de valor completa; es decir, campos de cultivo, producción, planta de empaque (frío), clientes, logística de distribución de planta a cliente en el punto que él indique (exportación) y, por supuesto, facturación y cobranza. Al ser el pequeño agricultor sólo productor, debe generar una asociación (contrato) con la empresa agroexportadora, aportando el campo de cultivo y el producto (arándano), pero lo interesante es que pueda contar con la supervisión técnica de los colaboradores de la empresa agroexportadora, de manera que asegure la generación de mayor productividad en su campo de cultivo y logre un producto de exportación. El pequeño agricultor se integraría a la cadena logística de la empresa agroexportadora pagando, lógicamente, por la asesoría profesional y el servicio logístico, pero beneficiándose de contar con el cliente final en el mercado exterior y los precios negociados por volumen de la empresa agroexportadora. Es un negocio ganar–ganar. La empresa agroexportadora se beneficia porque cuenta con mayores volúmenes de exportación y cobra por sus servicios al pequeño agricultor. Y, segundo, que todos los pequeños agricultores de determinado valle se asocien, consigan un cliente importante del extranjero y, en función de ello, financien la adquisición de una planta de empaque (frío) y echen a andar la empresa bajo alguna forma asociativa. Este caso ya se ha visto con éxito en el valle de Ica, sucedió con los espárragos. Los agricultores desarrollaron la Asociación de Productores de Espárragos de Ica (APEI) batiendo récords de exportación.
Para que estas alternativas sean exitosas es importante la capacidad de gestión de los pequeños agricultores; para dicha evolución, sugerimos que en un inicio contraten empresas especializadas de servicios que los ayuden a “dar el salto” al desarrollo sostenido.
Jorge Barco Martínez / Business Broker – Partner de la Red Peruana de Negocios