Nearshoring, Tesla y la oportunidad para México
Por Francisco N. González Díaz, Miembro de la RIN y Presidente Ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes
Mucho se habla del anuncio de Tesla y la inversión de alrededor de 5 mil millones de dólares que conlleva establecer su planta en México; sin embargo, poco se ha abordado sobre los factores que contribuyeron a hacer de ella una realidad.
El término nearshoring se convirtió en tendencia debido a las grandes olas de inversión que ha generado en varias regiones del mundo, entre ellas México; sin embargo, no es nuevo y su impacto va más allá de definir un acercamiento de las cadenas productivas, pues abarca un espectro más amplio.
Un término apropiado sería “relocalización” de empresas, que responde a la necesidad de fortalecer las cadenas globales de valor y a acercar la producción al mercado final, particularmente después de las interrupciones provocadas por el COVID-19 y eventos como el bloqueo del Canal de Suez, así como las tensiones entre Rusia y Ucrania.
En México ya experimentamos antes la relocalización: en la década de los setenta recibimos una gran cantidad de inversión en el sector maquilador, principalmente de Estados Unidos. Unas décadas más adelante, el escenario internacional apostó por el “offshoring” como resultado de la globalización. Un número importante de empresas comenzaron a. fabricar sus productos en países asiáticos como China, Vietnam o la India, en donde los costos eran menores.
Ese modelo fue exitoso durante un tiempo, pero luego de la interrupción en las cadenas de suministro por la coyuntura de salud que vivimos se dio una nueva reconfiguración enfocada en atenuar los desafíos a través del nearshoring y el “reshoring”, es decir, regresar las cadenas productivas a su lugar de origen y es aquí donde México tiene una gran oportunidad.
Podemos identificar tres causas de la relocalización actual en nuestro país: primero, el nearshoring, que no solo busca establecer los procesos de producción en un área más limitada disminuyendo costos y logrando un acercamiento al cliente, sino también pretende reducir la huella de carbono generada por el transporte, siguiendo las políticas mundiales de sostenibilidad que son prioridad para la Agenda 2030.
Luego está el friendshoring, que demuestra que no basta contar con una posición geográfica privilegiada como la tiene México, siendo vecino del mayor mercado de consumo en el mundo —Estados Unidos —, sino que se debe ser un aliado confiable en un escenario internacional polarizado como el que tenemos.
El último factor es el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC, que benefició en gran medida a la industria automotriz y de autopartes, ya que la ola de inversión se dio principalmente en estos sectores, debido al acuerdo sobre el incremento en el valor de contenido regional, que pasa de 62.5 hasta 75%, y la tendencia hacia la electromovilidad que busca aumentar la producción de vehículos más sostenibles y en donde México es ya un líder al ser un importante jugador en las cadenas de valor de Norteamérica.
La decisión de relocalizarse puede variar dependiendo de varias razones. A unas compañías les toma un par de años, a otras más de una década. Lo que buscan empresas de este tamaño, como Tesla, es garantizar su inversión a mediano y, sobre todo, a largo plazo considerando que los siguientes factores sean positivos: la geolocalización (priorizando la proximidad), la existencia de talento capacitado, los recursos y una proveeduría competitiva, infraestructura para realizar las operaciones y seguridad jurídica.
México ya es un campeón en este sentido. Para Tesla es hoy un socio estratégico, pues aproximadamente el 20% del valor de contenido regional de sus vehículos se produce en el país.
Tal como mencionó Morgan Stanley, la primera ola de nearshoring en México fue liderado por las exportaciones e impulsada por la pandemia y los desafíos de la cadena de suministro, en la que la electrónica jugó un papel fundamental. Esta ola que estamos comenzando a ver está impulsada por la inversión y liderada por la industria automotriz y de autopartes. Esta tendencia se deriva de la diversificación con China y se impulsa por la sostenibilidad, el plan de infraestructura y en cierta medida por la ley que impulsaron para la producción de semiconductores en la región.
El anuncio de inversión de Tesla esta semana y nuestro lugar número 10 como una de las principales economías receptoras de inversión extranjera directa de acuerdo con UNCTAD son los primeros pasos de esta segunda ola que menciona Morgan Stanley.
No cabe duda de que estamos en un momento histórico, que puede definir un futuro brillante para nuestro país si aprovechamos las oportunidades que se nos ofrecen, asegurando que estas nuevas empresas que se instalan en nuestro territorio tengan las condiciones idóneas para crecer.
La inversión de Tesla es un paso importante en este sentido y debemos mantener ese mismo impulso para hacer de este momento un punto de inflexión muy positivo en la historia industrial de nuestro país.