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Y nos vamos al 1%

De acuerdo a las últimas estimaciones brindadas por el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, nuestra economía sufriría una desaceleración, de 3.4 % previsto para este año a 2.7%, lo cual de por sí solo resulta muy preocupante.

Los factores que vienen contribuyendo a esta situación son, entre otros, la reducción de los precios de los metales, el conflicto comercial entre China y EE.UU., y factores internos como la paralización de proyectos mineros trascendentales para nuestro país, producto de malos manejos político-sociales, como resulta ser el caso de Tía Maria.

A esto ahora se suma la incertidumbre política vivida tras la disolución inconstitucional del Congreso, que agrava y polariza aún más a nuestro país. Lo más grave es que estos últimos hechos aún no se encuentran calculados en las estimaciones a la baja de nuestra economía. En otras palabras, muy probablemente en algunas semanas veamos nuevamente al presidente del BCR ajustando nuestro crecimiento a una cifra inferior a 2% (la más baja de los últimos 10 años).

Mas allá de los dimes y diretes a los que nos ha tenido acostumbrados el Ejecutivo y el Legislativo en estos últimos años, lo que resulta plenamente cierto y objetivo es que el actual gobierno no ha sabido impulsar la economía ya sea con políticas de atracción de capitales -es más, los espanta con casos como Tía María- o con la inyección de capital mediante el impulso y destrabamiento de obras públicas de infraestructura que tanto necesita nuestro país. Muestra de ello, un botón: la ampliación del aeropuerto está prácticamente en su fase inicial, pese a que ya más de un año atrás el señor Vizcarra nos comunicaba con bombos y platillos el inicio de los trabajos.

Probablemente seamos de los pocos países en el mundo que con nuestras reservas podemos pagar el 100% de nuestra deuda, y aun así tener recursos suficientes como para desarrollar activamente grandes obras de infraestructura. Lo cierto es que no lo hacemos, mientras que otras economía incluso menos desarrolladas que la nuestra sí lo hacen. Véase la infraestructura vial de nuestros hermanos ecuatorianos o el sistema de conectividad de los colombianos.

Ante ello, esta desazón, letargo y sentimiento de ingobernabilidad sólo es atribuible a un pésimo gerenciamiento del país de parte del Ejecutivo, con pocas o nulas capacidades de gestión. Es ahora el momento de apreciar objetivamente y sin apasionamientos qué cosa ha hecho el Ejecutivo por incentivar el crecimiento de nuestra economía. Los números son fríos pero reales y objetivos: nos encontramos frente a un gobierno que, lejos de activar la economía, ha incentivado y agravado la confrontación política y social en nuestro país, generando un clima nada propicio para el desarrollo de oportunidades empresariales.

Esperemos que en las próximas semanas esta situación política y social que atraviesa nuestro país pueda aclararse, a fin de que los principales actores políticos y los que vengan tengan como agenda básica retomar el crecimiento económico al que estuvimos acostumbrados hace ya bastante tiempo atrás. Aún podemos lograrlo.

Autor: Rafael Torres Morales – CEO de la Red Peruana de Negocios.

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